24 octobre 2008

Visita pintoresca




Hello everybody!

Aqui esta la familia Esponda-Rodríguez Mauroux de visita en una de las regiones mas pintorescas y vinícolas de Francia. Estuvimos en el noreste de Borgoña (Bourgogne) en la zona del Beaujolais, muy conocida por sus vinos jovenes afrutados, sus paisajes medievales llenos de viñas, castillos y sus tupidos bosques. En medio de este paisaje pudimos mezclarnos en la naturaleza y compartir con las liebres, ciervos, lechuzas, topos, y setas que por ahí nos cruzabamos. El primer día lo pasamos en La Serve, en la Caravana del Alto Beaujolais, donde Pascal y Pascaline nos propusieron un viaje en el tiempo a la época de las fanfarrias y las compañías circenses que venían en caravana desde Europa del Este para dar su espectáculo o, creo yo, trabajar en las viñas de la zona. En la caravana que nos hospedamos, regalo de boda que nos ofreció Marylin, colega de Jo, vivían antiguamente los dueños de un carrusel de atracciones circenses. Con una decoración de la época y la calefacción actual nos dimos un chorro de gusto en tan solo una noche con cóctel de bienvenida, desayuno y un producto de la zona que daban como regalo a los huéspedes, un bote de miel buenísima. En la casa de Pascal y Pascalina, toda de piedra y madera, nos servían el desayuno, totalmente artesanal, y nos podíamos bañar o ir al baño, siempre pasando por algún gruñido o ladrido de su viejo San Bernardo, cuyo nombre ni nos interesó de tan mala ostia que tenía el nene. En la "villa" había también caballos, igualmente con malas pulgas, y cabras lanudas (u ovejas cuernudas) junto a un pequeño estanque, que supongo yo, que es su criadero de ranas, apreciadas por sus ancas o muslitos. Era tal el verdor y la ruralidad que nos topamos en tan solo unos metros cuadrados con los preciados Boletus Edilus, además nos tomamos el cóctel con ciervos que huían de los cazadores, y conduciamos adulando las hermosas vacas de la zona que pasaban a ser un mísero segundo plano desde que se cruzaba algún faisán, liebre o aguilillas en la tarde-noche. Por la noche, justo después de degustar el restaurante La Berge du Lac, donde la comida fue además de copiosa, exquisita, nos topamos con las lechuzas y nos dimos cuenta de que estabamos en medio de la nada, alejados de cualquier hospital, ciudad etc. Todo esto siempre con Naïma por vías con acceso para el cochito, así que imagínense si hubiésemos ido mas bien de caminata o de caza fotográfica furtiva entre la espesura.
Nuestro paseo terminó en una agonizante búsqueda del hotelucho donde nos quedabamos al día siguiente en Lyon, la tercera gran ciudad de Francia (o por ahí), donde queríamos, además de hacer algo de turismo, registrar nuestro matrimonio, a mi y a Naïma en el Consulado de España que me corresponde por la zona (a una hora y media de mi casa). Puedo decirles que ya no me gustan nada las grandes ciudades purulentas y llenas de gente y que estuve muy contento de llegar a mi casa en el humilde pueblo de Annemasse.
Ahora sólo nos queda esperar que el invierno se apodere de la zona y las hojas amarillas y rojizas terminen de caer y se conviertan en humus y abono para nuestra madre tierra (viva la pacha mama)

Delirios y fotos de Federico Esponda, jeje.

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